Que tantos represores sean juzgados, está bien, pero tienen "ayudita" judicial

José Alfredo Martínez de Hoz es uno de los 421 procesados por causas de derechos humanos que están presos. Es el lado bueno del asunto. Pero sólo hay 68 condenados, a diciembre de 2009, y eso es lo malo.
EMILIO MARIN

Que José A. Martínez de Hoz haya sido detenido orden del juez Norberto Oyarbide, es una buena noticia por varios motivos. Principalmente porque se trataba del "jefe civil de la dictadura", como bien planteó el Secretario de Derechos Humanos de la Nación, Dr. Eduardo Luis Duhalde, cuando pidió que aquél pagara por sus delitos.

O sea, debía ir a la cárcel no sólo por la causa en la que fueron secuestrados por orden directa suya los empresarios Federico y Miguel Gutheim, sino también y fundamentalmente por el secuestro, tortura y desaparición de millones de empleos, de Pymes y empresas nacionales.

Secundariamente, en vísperas del Bicentenario, esa detención puede ser vista como un desagravio a los patriotas de 1810. Es que otro José Martínez de Hoz, monopolista del puerto de Buenos Aires, votó en contra de la formación del primer gobierno patrio, favorecido como estaba con ese monopolio y la corona española (la primera vez que este cronista vio este dato fue hace muchos años en el manual de Historia de Juan José Real, donde figuraba el acta del Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810 con la nómina de los votantes).

Ojalá que la detención de "Joe" en la causa Gutheim junto al general Jorge R. Videla, y su compañero de cacerías en Sudáfrica, general Albano Harguindeguy, pueda abrir una puerta para que la justicia pueda imputar a otros funcionarios civiles de la dictadura.

Los dos que inauguraron la lista de esos funcionarios procesados fueron el propio Martínez de Hoz, luego indultado por Carlos Menem, y Jaime Smart, ministro de gobierno de la provincia de Buenos Aires con el general Ibérico Saint Jean. El ministro fue detenido en 2008, siendo defendido por "Gaceta Ganadera" con un editorial publicado el 16 de julio de ese año. Se tituló: "La injusta detención de Jaime Smart". En cualquier momento la tribuna de doctrina mitrista se decide a publicar otro editorial pero en salvaguarda de su admirado Martínez de Hoz.

Esos abogados, empresarios y ex ministros imitan en todo a sus socios de uniforme, cuando tienen cita en los tribunales de Comodoro Py 2002. Primero quieren exculparse diciendo que no tuvieron nada que ver con los delitos de lesa humanidad, que cumplían órdenes o que los delitos fueron cometidos por subordinados. Luego inventan o agrandan sus enfermedades, buscando -como el ex almirante Emilio Massera- ser declarados inimputables o bien que los deriven como presos VIP a sus domicilios, cuarteles o clínicas. Martínez de Hoz logró que lo internaran en la Clínica Los Arcos, así como el coronel Sarmiento, alias "mago de la picana" y padre de la jueza María José Sarmiento, logró que no lo detuvieran pese a la orden del juez misionero que lo tiene imputado por su actuación allí como ministro de gobierno.

Guillermo Walter Klein, Roberto y Juan Alemann, Adolfo Diz, Jorge Zorreguieta, Alberto Rodríguez Varela, Roberto Durreiu, Domingo Cavallo y tantos otros funcionarios del terrorismo de Estado deberían estar en las celdas próximas a las de "Joe" y Smart.
 
Los límites judiciales y políticos.
El avance de las causas por violaciones a los derechos humanos alegra a casi todos los argentinos, excluidos claro está a los mismos imputados, sus familias y las organizaciones sociales y políticas de las que forman parte. También hay que entender que determinados políticos que supuestamente están parados en el ancho campo de la democracia formal, casos de Eduardo Alberto Duhalde, Mauricio Macri, Diego Guelar y Abel Posse, entre otros, tampoco cantan loas a la sustanciación de los juicios. Ellos, coincidiendo con el obispo Jorge Bergoglio, y con medios de prensa como "La Nación", auspician una reconciliación nacional que tenga como introducción una "amplia amnistía para los dos bandos", aunque los delitos de genocidio los haya cometido sólo uno.

De todas maneras hay que ser claros y puntualizar que el mencionado avance democrático por los juicios tiene límites bien precisos.

El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) informó sobre la estadística de los Juicios hasta el 24 de marzo de 2010. Los que en etapa de instrucción son 231 (71 por ciento), los ya finalizados 23 (6%), los que están en curso 6 (2%) y las causas elevadas 67 (21%).
Ese organismo presidido por el periodista Horacio Verbitsky saca como obvia la conclusión de la mora judicial, pues son amplia mayoría las causas que aún están instruyéndose, donde aún falta un largo o mediano trecho para que finalice esa etapa y sean elevadas a audiencias públicas.

La justicia anda con la velocidad de la tortuga, salvo honrosas excepciones de magistrados y cámaras que han acelerado su trabajo. Y en algunos casos caminan hacia atrás, en un sentido regresivo.
Un caso claro de ello es la justicia mendocina, posiblemente la peor de todas en cuanto a los resultados de su labor en materia de derechos humanos. Al 24 de marzo del año pasado, el diario Los Andes titulaba: "Mendoza: 179 causas contra represores y sólo cuatro detenidos".
Si esos números eran horribles, luego fueron aún peores, pues la Cámara Federal de esa provincia terminó por liberar o mandar a casa al único cuarteto detenido. Los camaristas Luis Miret y Atilio Romano fueron denunciados por omitir investigar denuncias de violaciones y torturas durante la dictadura. Y no son los únicos magistrados sobre los que llovieron ese tipo de críticas. El entonces titular de la Cámara de Casación Penal, Alfredo Bisordi, tuvo durante varios años cajoneada la causa ESMA; forzado por críticas de los organismos y el ex presidente Néstor Kirchner, optó por demorar un tiempo más y jubilarse. Hoy es parte de las defensas de genocidas como Luis Patti.
 
"Hacete amigo del juez".
Algunos jueces que actuaron en el período democrático fueron no sólo cómplices del "Proceso de Reorganización Nacional" sino directamente socios.

Guillermo Federico Madueño era juez en Bahía Blanca en esos años y colaboraba con el general Acdel Vilas, rechazaba en bloque los habeas corpus presentados por los secuestrados, atendía las orientaciones de la Armada de Puerto Belgrano, en este caso junto con "Gaceta Marinera" (léase La Nueva Provincia).
El menemato lo promovió al Tribunal Oral Federal Nº 5, donde fue camarista todo terreno a favor de represores y menemistas. Actuó allí hasta 2004, cuando fue solicitada su detención por causas de represión ilegal en Bahía Blanca. Madueño se fugó durante cinco años hasta ser detenido por la Policía de Seguridad Aeroportuaria en noviembre de 2009.

Menos suerte que el bahiense tuvo el juez federal Víctor Brusa, quien también ejerció durante años en democracia pese a las denuncias de sobrevivientes de campos de concentración en Santa Fe que lo implicaban en torturas y desapariciones. A él también lo había designado juez el hombre de Anillaco.
Al final Brusa perdió su cargo y posteriormente su libertad en 2005. En diciembre de 2009 lo condenaron a 21 años de prisión y tiene el triste récord de ser el primer juez en ser hallado culpable de esa clase de delitos.

Una justicia demorada por las leyes de la impunidad y los indultos, integrada en muchos casos por quienes habían jurado por el Estatuto del Proceso y no la Constitución Nacional, y en otros directamente por aliados del terrorismo de Estado, debía necesariamente deparar malos resultados. E incluso cuando algunos de aquellos factores fueron removidos, el tiempo perdido fue irrecuperable, fruto de tantas demoras y cajoneos.
Según el CELS había a marzo pasado un total de 1.464 personas, entre civiles y personal de las fuerzas armadas y de seguridad, acusados por crímenes de lesa humanidad. Apenas 75 imputados habían tenido sentencia, con 68 condenas y 7 absoluciones.

La entidad aseguró en su Informe 2009 que "al ritmo de 2008, habría juicios hasta 2025. Los cálculos una vez finalizado 2009, con más causas abiertas en instrucción, han aplazado aún más esa estimación".
Teniendo presente el caso extremo de la justicia de Mendoza, la misma que falló en contra de la ley de medios de la democracia, parece que los represores han tenido presente el consejo del Viejo Vizcacha: "Hacete amigo del Juez, No le des de qué quejarse; Y cuando quiera enojarse, Vos te debés encojer, Pues siempre es güeno tener, Palenque ande ir a rascarse".

JOSE ALFREDO MARTINEZ DE HOZ FUE ENVIADO AL PENAL DE EZEIZA

 Joe en una cárcel de verdad

El juez Norberto Oyarbide le negó el pedido de arresto domiciliario. Según los informes médicos, está compensado, con inconveniencias mínimas y no hay impedimento para trasladarlo a una cárcel que cuente con un hospital.
  
José Alfredo Martínez de Hoz, el ex ministro de economía de la última dictadura, procesado con prisión preventiva por dos secuestros extorsivos en 1976, fue trasladado ayer al hospital de la unidad penal de Ezeiza por orden del juez federal Norberto Oyarbide. El magistrado rechazó el pedido de arresto domiciliario formulado por los abogados del ex funcionario de facto, que invocaban problemas de salud propios de sus 85 años. A más de un cuarto de siglo del final de la dictadura, el ex hombre fuerte del dictador Videla abandonó ayer la clínica De Los Arcos, donde se alojó por una supuesta descompensación el día que la policía fue a detenerlo a su residencia en el edificio Kavanagh. Ayer pasó su primera noche en una prisión común. Sus abogados ya apelaron la medida.

Un hijo de Martínez de Hoz difundió el martes la versión según la cual médicos de la clínica De Los Arcos se habían opuesto a la externación. Desde el juzgado de Oyarbide desmintieron ayer el trascendido y aclararon que los únicos reportes válidos para la Justicia son los del Cuerpo Médico Forense. “Los peritos que lo examinaron dijeron que no tiene ningún problema que le imposibilite el traslado y permanencia en una prisión”, precisó un vocero del juzgado. Aclaró que la decisión de enviar a Martínez de Hoz al penal de Ezeiza se debe a que esa unidad del Servicio Penitenciario tiene un hospital donde los detenidos pueden alojarse en habitaciones individuales con todos los controles necesarios. De hecho, allí se alojan varios imputados por crímenes de lesa humanidad en la ESMA con problemas de salud.

“El traslado de Martínez de Hoz a una cárcel es el fruto lógico de los informes médicos del Cuerpo Médico Forense, que siempre terminaban con la misma conclusión: está compensado, con inconveniencias mínimas y ningún impedimento para ser trasladado a una cárcel del Servicio Penitenciario Federal que cuente con un hospital central”, resumió el abogado Rodolfo Yanzón. “Se trata de un paso más para poder juzgar a uno de los responsables civiles emblemáticos de la dictadura”, consideró el letrado de la Fundación Liga Argentina por los Derechos Humanos, que en 2006 pidió la reapertura de la causa y la inconstitucionalidad del indulto que le concedió el ex presidente Carlos Menem en 1989, y que la Corte Suprema de Justicia declaró inconstitucional a principio de mes.

Dos semanas atrás, el fiscal federal Federico Delgado se opuso a la excarcelación de Martínez de Hoz, pero aceptó concederle el arresto domiciliario. Entendió que ese beneficio “debe ser concedido porque la edad y la salud del procesado lo ubican dentro del artículo 33 de la ley 24.660”. Aludió en su dictamen a informes médicos, según los cuales el imputado “posee grandes dificultades para moverse por sí mismo en su vida diaria debido a afecciones traumatológicas y padece una lumbociatalgia que le impide caminar y que aconseja su reposo”. Los querellantes señalaron que varias personas habían visto a Martínez de Hoz caminar sin inconvenientes por la plaza San Martín, cercana a su residencia, días antes de la detención, que se concretó el pasado 4 de mayo.

Martínez de Hoz fue procesado por el secuestro extorsivo del empresario Federico Gutheim y su hijo, forzados a renegociar desde la cárcel un contrato privado con comerciantes extranjeros en 1976. Luego de que la Corte declarara inconstitucional el indulto de Menem, Oyarbide lo procesó y le embargó sus bienes por dos millones de pesos. El economista ya había sido procesado por los mismos delitos en 1988, junto con Videla y el ex ministro del interior, Albano Harguindeguy. Martínez de Hoz estuvo más de dos meses preso en la Unidad Penal 22 de Viamonte a 1100.

El 14 de julio de 1988 la Cámara Federal confirmó las preventivas de los militares, firmantes del decreto que ordenó las detenciones de los Gutheim, y ordenó liberar a Martínez de Hoz, no por falta de indicios sobre su responsabilidad sino porque, a diferencia de los uniformados, no había dejado sus huellas en el decreto. Los camaristas Gustavo Mitchell, Horacio Cattani y Juan Pedro Cotelezzi no concluyeron que Martínez de Hoz fuera “inocente” o “ajeno a la detención”, como el imputado afirmó en una solicitada el día de su detención. La investigación seguía abierta cuando Menem le perdonó sus delitos. El proceso estuvo paralizado hasta mediados de 2006, cuando la Fundación LADH y la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos pidieron la reapertura de la causa y la declaración de inconstitucionalidad de los indultos, reclamo al que luego se sumó la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.

Martínez de Hoz, ahora se pone enfermo y en arresto domiciliario

Un dictamen rechazó la excarcelación de Martínez de Hoz, pero aceptó el arresto domiciliario

El fiscal federal Federico Delgado rechazó ayer excarcelar al detenido ex ministro de Economía de la última dictadura José Alfredo Martínez de Hoz, pero aceptó concederle el arresto domiciliario en base a su edad y a su estado de salud.

En un dictamen entregado ayer al mediodía al juez federal Norberto Oyarbide, el fiscal entendió que "el arresto domiciliario debe ser concedido porque la edad y la salud del procesado lo ubican dentro del artículo 33 de la ley 24.660".

Y argumento que "más allá de la naturaleza de los hechos y la carga valorativa que entrañan, es imposible apartarse de la letra de la ley. Esto es obvio, no hay justicia sin ley. Ambas se imbrican. A veces, como aquí, de manera compleja y en medio del barro de la historia o, para expresarlo con Ricoeur, en medio de la trama. Igual siempre van juntas. De lo contrario sería imposible eludir el estado de naturaleza hobbesiano", agregó.

Martínez de Hoz permanece internado en un sanatorio privado del barrio de Palermo a la espera de una decisión del juez federal Norberto Oyarbide, quien tendrá la palabra final sobre las condiciones de cumplimiento de su prisión preventiva tras ordenar su detención en la causa por el secuestro ilegal de dos empresarios en la dictadura.

Su defensa había pedido la excarcelación y como segunda opción el arresto domiciliario por su edad y problemas de salud.
En su dictamen Delgado aludió a dos de los informes médicos incorporados a la causa desde que fue detenido el martes pasado en su departamento del barrio de Retiro.

En uno de ellos se alude a que "posee grandes dificultades para moverse por si mismo en su vida diaria debido a afecciones traumatológicas y padece una lumbociatalgia que le impiden caminar y que aconseja su reposo".

El fiscal entendió que ante este cuadro "no existe un riesgo de fuga" y "en consecuencia no hay peligros concretos para la aplicación de la ley".
Además recordó que Oyarbide prohibió a Martínez de Hoz la salida del país, con lo cual "se despeja el riesgo procesal que excepcionalmente permite el encierro preventivo".

El ex ministro de la dictadura fue detenido procesado con prisión preventiva por el secuestro ilegal del empresario Federico Gutheim y su hijo Miguel en 1976, porque se negaban a realizar un negocio comercial que pretendía obtener el entonces ministro del gobierno de facto de Jorge Rafael Videla.
La Corte Suprema declaro inconstitucional el indulto que había beneficiado al ex funcionario y abrió la puerta a su detención ordenada por Oyarbide esta semana.

Arrestado José Martínez de Hoz, ideólogo del plan económico de la dictadura

Final de juego para el socio civil del golpe

El ex ministro de Economía fue retirado en camilla y trasladado a un sanatorio. El juez destacó “la deliberada impunidad de los procederes” en el caso Gutheim, por el que fue detenido.

Por Diego Martínez

José Alfredo Martínez de Hoz, ex ministro de Economía de la última dictadura y símbolo máximo de la política que castigó “a millones de seres humanos con la miseria planificada”, como advirtió Rodolfo Walsh en marzo de 1977, fue procesado ayer con prisión preventiva por orden del juez federal Norberto Oyarbide por dos secuestros extorsivos que el magistrado calificó como crímenes de lesa humanidad, por ende imprescriptibles. La investigación judicial de los delitos que padecieron los empresarios Federico y Miguel Gutheim, forzados a renegociar desde la cárcel un contrato privado con comerciantes extranjeros en 1976, se interrumpió gracias a un indulto del ex presidente Carlos Menem que la Corte Suprema de Justicia declaró inconstitucional la semana pasada. Eduardo Luis Duhalde, titular de la Secretaría de Derechos Humanos, definió a Martínez de Hoz como el “jefe civil del golpe de Estado” y calificó la medida judicial como “una decisión histórica que implica reparar una de las más importantes deudas con la sociedad argentina”.

Martínez de Hoz vivió hasta ayer en el cuarto piso del edificio Kavanagh, en Florida al mil. Tal como había requerido la Secretaría de Derechos Humanos, Oyarbide decretó su “prisión preventiva de cumplimiento efectivo”. También le embargó sus bienes por dos millones de pesos. Los efectivos de Interpol que fueron a detenerlo con orden de trasladarlo a la división Delitos Especiales de la Policía Federal debieron esperar horas hasta que un equipo médico constató el estado de salud del anciano de 85 años, que según fuentes policiales se encontraba “postrado”. Finalmente fue retirado en camilla y trasladado en ambulancia al sanatorio De los Arcos.

En 1988 el juez federal Martín Irurzun procesó al dictador Videla y a sus ministros Martínez de Hoz y Albano Harguindeguy como coautores del secuestro extorsivo de los Gutheim. El economista estuvo más de dos meses preso en la Unidad Penal 22 de Viamonte a 1100. El 14 de julio de 1988 la Cámara Federal confirmó las preventivas de los militares, firmantes del decreto que ordenó las detenciones, y ordenó liberar a Martínez de Hoz, no por falta de indicios sobre su responsabilidad, sino porque a diferencia de los uniformados no había dejado sus huellas en el decreto. Los camaristas Gustavo Mitchell, Horacio Cattani y Juan Pedro Cotelezzi no concluyeron que Martínez de Hoz fuera “inocente” o “ajeno a la detención”, como el imputado afirmó el miércoles pasado en una solicitada. La investigación seguía abierta cuando Menem le perdonó sus delitos.

El proceso estuvo paralizado hasta mediados de 2006, cuando los organismos de derechos humanos solicitaron la reapertura de la causa y la declaración de inconstitucionalidad de los indultos, reclamo al que se sumó la SDH. El miércoles pasado se pronunció en tal sentido la Corte Suprema de Justicia, con votos de Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco, Juan Carlos Maqueda y Raúl Zaffaroni. El mismo día Martínez de Hoz manifestó mediante una solicitada que se siente víctima de “una persecución interminable” por parte del gobierno nacional. Incluyó entre los supuestos cómplices a la Justicia federal y a la Corte Suprema de Justicia, con “escasas y honrosas excepciones”. Duhalde solicitó su detención de inmediato. Oyarbide ordenó el viernes la prohibición para que el imputado saliera del país. Como Martínez de Hoz había prestado declaración indagatoria en los ’80, ordenó su detención sin necesidad de volver a indagarlo.

El juez destacó en su resolución, de treinta y tres fojas, “la deliberada impunidad de los procederes” que caracterizaron el caso de los Gutheim. También se refirió al “irrazonable empleo del poder coercitivo del Estado nacional sobre sus súbditos, las más absoluta desatención –plenamente consciente y determinada– a las esenciales garantías ciudadanas y el avasallamiento de todo principio constitucional”. En resumen, “la actuación de las máximas autoridades de la Nación disponiendo, según su parecer, designios y/o conveniencias políticas y/o personales, sobre la vida y la fortuna de las personas, al margen de toda regla de convivencia y del Estado de Derecho”, escribió.
Duhalde expresó su “profunda satisfacción” por la decisión judicial durante una conferencia de prensa, en el auditorio Emilio Mignone, en la que anunció la creación de una unidad especial de investigación de delitos económicos en la decretaría que conduce. El funcionario destacó que el procesamiento es “por su actividad delictiva y no, como ha pretendido el procesado en la insostenible solicitada publicada días atrás, por un afán de persecución interminable”. También recordó que “la dictadura cívico-militar produjo un verdadero genocidio económico al pueblo argentino” y consideró que Martínez de Hoz “representó a las facciones más concentradas del capital financiero, de los sectores industriales –como ex presidente de Acindar y la Italo– y como conspicuo miembro de los grandes terratenientes por su pertenencia a la Sociedad Rural Argentina”. Martínez de Hoz está imputado en otras dos causas judiciales por delitos durante la dictadura: una como jefe de la asociación ilícita que dio el golpe de Estado el 24 de marzo de 1976 y la otra por la desaparición de Juan Carlos Casariego de Bel, ex director del Registro de Investigaciones de la dictadura, secuestrado luego de oponerse a la estatización de la Compañía Italo Argentina de Electricidad.

Contra la impunidad VIP

Por Mario Wainfeld

La detención del otrora ministro José Alfredo Martínez de Hoz reaviva el debate sobre la política económica de la dictadura, con toda lógica. Pero el ciudadano Martínez de Hoz no está siendo procesado por su ideología ni por las reformas que implementó. Se lo acusa de un delito de lesa humanidad cometido en el contexto del terrorismo de Estado. El sistema legal vigente habilita acciones penales si existen crímenes supuestamente comprobados. El acusado goza de todas las garantías del debido proceso, incluida la presunción de inocencia. La acusación a “Joe” no es una genérica imputación sobre su acción de gobierno: versa sobre el secuestro extorsivo de Federico Gutheim y su hijo. Un caso típico de uso de la maquinaria estatal como parte de un plan sistemático de represión y exterminio.

Ese caso es, a su modo, curioso aunque no único. La mayoría de los detenidos, encarcelados, asesinados o desaparecidos por la dictadura fueron trabajadores. Federico Gutheim, en cambio, era un empresario. Integraba un sector que en su mayoría instigó a la dictadura, la nutrió de cuadros, la avaló y la encubrió. Pero hubo situaciones en que la violencia estatal se descargó contra protagonistas del sector empresario o de las clases altas, mayormente embanderadas con el Proceso. Fernando Branca pagó con la vida ser el esposo de Martha McCormak, amante del genocida Emilio Massera. Los señores de la vida y la muerte en la ESMA también secuestraron y asesinaron a otros empresarios y se apoderaron de sus bienes.

Martínez de Hoz fue un ideólogo del régimen (acaso el principal) pero, a la hora de la hora, embarró sus guantes blancos, en un desborde de poder sin límite.

Un delito concreto lo coloca ante un juez. Se celebra su arresto pensando en muchas otras responsabilidades, inextricablemente ligadas pero jurídicamente diferentes.
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El cronista interpreta que los objetivos de la dictadura trascendían a (eran más vastos y ambiciosos que) su plan económico. El proyecto era derruir la cultura política argentina, debilitar todas las formas de organización social, que eran muchas y aguerridas, desempatar la puja entre la clase trabajadora (eventualmente aliada a sectores medios) y los dueños del capital. Terminar con una sociedad de modales y demandas igualitarios o hasta jacobinos. Desmembrar el Estado benefactor que era su sustrato y revertir las conquistas laborales y sindicales, únicas en América del Sur.

El primer 2 de abril infausto de la dictadura fue el de 1976, cuando Martínez de Hoz enunció su programa económico, que contenía recetas consabidas, intentadas en ocasiones anteriores pero desbaratadas por la movilización popular. Los tecnicismos monótonos (Martínez de Hoz hablaba en voz baja e inexpresiva) se aderezaban con alusiones al “orden” y “la paz”, que iluminaban su afán: nuevos paradigmas para la política, nuevas reglas de comportamiento en la calle, en las costumbres cotidianas, en el arte, en las relaciones laborales. Sólo podían lograrse apelando a la violencia extrema, jamás irracional pues estaba centrada en toda la gama de los movimientos sociales y políticos. La masacre fue piedra basal de los cambios efectivamente logrados.
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El apellido, la formación académica, el abolengo de los dueños de la tierra lo diferenciaban de tantos uniformados de apellidos inmigrantes sin garbo: Videla, Massera, Agosti, Viola, Galtieri. La condición civil, la proveniencia de clase, las generaciones que se sucedieron en la Sociedad Rural acentuaban el aura de impunidad de Martínez de Hoz.

Cuando se reabrieron los juicios contra los represores, se puso de moda comentar que pagaban “perejiles”: médicos, policías o soldados de bajo rango. La sucesión de sentencias y procesos desmiente esa impresión inicial, ya han sido condenados jerarcas militares. Quedaba exenta la pata civil, en especial la proveniente de clases dominantes añejas, habituadas a ser intocables e intocadas. La detención de Martínez de Hoz es, en ese aspecto, un salto cualitativo.

Otro lugar común de la derecha doméstica aduce que la búsqueda de verdad y justicia clava la mirada atrás, distrae del futuro, entorpece el progreso. Ayer fue un día simbólico que refutó ese concepto. Casi en simultáneo con la detención en la Cámara de Diputados se trataba la ley de matrimonio gay, un paso gigantesco en materia de igualdad en derechos civiles y humanos, una prueba de maduración de la sociedad. Que hayan ocurrido este martes es una casualidad, pero, piensa el cronista, hay una densa lógica histórica que explica la simetría de ambos avances, sólo imaginables (y aun así, tan trabajosos) en democracia.  

Ahora, los civiles

 Por Adriana Meyer
 
Representantes de organismos de derechos humanos coincidieron en ponderar la detención de José Alfredo Martínez de Hoz, a quien definieron como un emblema de la dictadura cívico-militar. “Fue uno de los responsables directos del genocidio, quizá más que Videla”, opinó Adriana Calvo, de la Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos (AEDD). Esa organización, junto con la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, hizo hace cuatro años el pedido de imputación contra el ex ministro de Economía del último gobierno de facto. “Fue parte de los civiles partícipes de diagramar junto a las Fuerzas Armadas lo que fue la opresión de un pueblo”, dijo Estela Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, al expresar su satisfacción por la decisión judicial.

“Esperamos que los médicos que están evaluando su estado de salud certifiquen sin condicionamientos que si ayer paseaba por (la avenida) Santa Fe, hoy no puede estar enfermo”, agregó Carlotto. Para Taty Almeyda, de Madres Línea Fundadora, es “maravilloso” haber logrado “detener a este individuo que ha sido la cabeza del desastre económico y cómplice total de la dictadura”. Dijo Almeyda a Página/12 que las Madres “esperan que sea el inicio de un avance hacia los civiles, ahí está la esperanza, que se siga haciendo justicia porque los milicos no hicieron el golpe solos, hay una larga fila de civiles cómplices”.

La abogada Andrea Pochak, del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), consideró que “cualquier persona tiene que rendir cuentas por los crímenes de lesa humanidad, esto no es una investigación política ni una revancha ideológica, sino una investigación penal y Martínez de Hoz está siendo investigado como responsable directo de un delito, haber sido partícipe de un secuestro”. Pochak hizo esta aclaración en respuesta a quienes piensan que el ex funcionario de la dictadura está siendo juzgado por su responsabilidad como ministro de Economía. “Se lo acusa de un delito aberrante, no por su responsabilidad en el sometimiento económico de un pueblo, lo cual sería fantástico, pero no es el caso, porque la Justicia investiga personas y delitos”, apuntó la letrada del CELS.

“Es un paso importantísimo y nos alegramos de haber conseguido que un personaje como Martínez de Hoz vaya preso”, dijo Calvo (AEDD). Sin embargo, la sobreviviente recordó que “hicieron falta 4 años y tres días desde la presentación de Justicia Ya! para que se anule su indulto, cuando al ex presidente Néstor Kirchner le hubiera demandado cinco minutos firmar un decreto para anular ese indulto”. Para Calvo, es probable que Martínez de Hoz no viva lo suficiente como para recibir su condena, porque “la causa recién empieza”, y lamentó que, en caso de ser sentenciado, “sólo sea por la privación ilegal de dos personas”. A su criterio, “en este país sólo se juzga a los que actuaron directamente en los hechos, no se juzga el genocidio, está claro que las órdenes las daba Martínez de Hoz a Videla”.

Por su parte, el abogado Rodolfo Yanzón hizo un reconocimiento “al que hizo la investigación”, el fiscal Ricardo Molinas. Y opinó que “esto nos tiene que abrir las puertas para discutir otro tipo de responsabilidad, y la relación directa entre delitos económicos, la picana, la capucha y los centros clandestinos de detención es el primer paso para empezar a discutir la responsabilidad de los civiles”.

Postergan dos días el inicio del juicio oral por crímenes en "Automotores Orletti"

El TOF 1 pospuso para el 3 de junio el comienzo del debate. Fue porque en la sala en donde se iba a realizar la audiencia, en la fecha prevista anteriormente, se llevará a cabo una sesión en otra causa. Se investigan delitos en perjuicio de 65 víctimas

El Tribunal Oral Federal Nº 1 de la Capital pospuso para el 3 de junio, a las 10, el inicio del juicio oral por crímenes de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino de detención “Automotores Orletti” durante el último gobierno militar.
Si bien estaba previsto que el debate arrancara el 1º de junio en la Sala de Audiencias de los tribunales de Comodoro Py, para luego desarrollarse en el Salón de Usos Múltiples, los jueces Adrián Grunberg, Oscar Amirante y Jorge Gettas modificaron la fecha porque se prevé que ese día se realice en la sala una audiencia en el juicio que lleva adelante el Tribunal Oral Federal Nº2 por delitos de lesa humanidad.
Así, la audiencia inicial del juicio por delitos en “Automotores Orletti” se realizará en la Sala de Audiencias. En tanto, las sucesivas jornadas, que se llevarán adelante los días jueves, viernes y miércoles de por medio, se realizarán en el Salón de Usos Múltiples de los tribunales, según el cronograma fijado en marzo por la Cámara Nacional de Casación Penal sobre el uso de las salas en Comodoro Py.

La causa
En la causa están imputados Néstor Guillamondegui (ex vicecomodoro de la Fuerza Aérea), Rubén Visuara (ex coronel del Ejército), Eduardo Cabanillas (ex general de División del Ejército), Honorio Martínez Ruiz (ex agente de la SIDE), Raúl Guglielminetti (ex agente civil de inteligencia del Ejército) y Eduardo Ruffo (ex agente civil de inteligencia de la SIDE), por los delitos de privación ilegal de la libertad, imposición de tormentos y homicidio calificado, en perjuicio de 65 víctimas.
El centro clandestino “Automotores Orletti” se ubicó en Venancio Flores 3519/21, entre calles Emilio Lamarca y San Nicolás, en pleno barrio de Flores, en la Capital Federal, en una cuadra de viviendas comunes, y estuvo por entonces bajo el ámbito de la Secretaría de Inteligencia del Estado.
La causa, en su etapa de instrucción, tramitó por ante el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N° 3, Secretaría N° 6, bajo el N° 2.637/04, y corrió por cuerda de la causa N° 14.216/03 del mismo tribunal y secretaría, donde se investigan los hechos que habrían tenido lugar en la órbita del Cuerpo Primero del Ejército Argentino. Actualmente, la causa está registrada bajo el Nº 1.627, del registro del TOF 1.
Interviene en la causa la Unidad para Causas por Violaciones a los Derechos Humanos durante el Terrorismo de Estado de la Procuración General de la Nación, representada por el fiscal general Guillermo Enrique Friele.

La situación de los imputados
Néstor Horacio Guillamondegui (vicecomodoro -R.- de la Fuerza Aérea Argentina y jefe del Departamento Operaciones Tácticas I de la ex SIDE, de la que habría dependido la base OT 18 donde habría funcionado el centro de detención “Automotores Orletti”): se le imputan los delitos de homicidio calificado por alevosía –un caso-, de privación ilegal de la libertad agravada por su comisión mediante violencia o amenazas, reiterado en 52 oportunidades -siete de ellas calificadas además por su duración superior a un mes- y de imposición de tormentos, reiterado en 52 ocasiones, previstos y reprimidos por los artículos 80, inciso 2º; 144 bis, inc. 1º y último párrafo -versión según ley 14.616- en función del 142, incs. 1º y 5º y 144 ter, primer párrafo -texto de la citada ley-, todos ellos del Código Penal, en calidad de autor mediato y en concurso real entre sí.
Rubén Víctor Visuara (coronel -R.- del Ejército Argentino y jefe del Departamento Operaciones Tácticas I de la ex SIDE, de la que habría dependido la base OT 18 donde habría funcionado el centro de detención “Automotores Orletti”): se le imputan los delitos de homicidio calificado por alevosía reiterado en cinco casos, de privación ilegal de la libertad agravada por su comisión mediante violencia o amenazas, reiterado en 18 oportunidades -cuatro de ellas calificadas además por su duración superior a un mes- y de imposición de tormentos, reiterado en 18 ocasiones, previstos y reprimidos por los artículos 80, inciso 2º; 144 bis, inc. 1º y último párrafo -versión según ley 14.616- en función del 142, incs. 1º y 5º y 144 ter, primer párrafo -texto de la citada ley-, todos ellos del Código Penal, en calidad de autor mediato y en concurso real entre sí.
Eduardo Rodolfo Cabanillas (general de División –R.- del Ejército Argentino, capitán al momento de los hechos, presunto subjefe de la base OT 18 donde habría funcionado el centro de detención “Automotores Orletti”): se le imputan los delitos de homicidio calificado por alevosía reiterado en cinco casos, de privación ilegal de la libertad agravada por su comisión mediante violencia o amenazas, reiterado en 29 oportunidades -cuatro de ellas calificadas además por su duración superior a un mes- y de imposición de tormentos, reiterado en 29 ocasiones, previstos y reprimidos por los artículos 80, inciso 2º; 144 bis, inc. 1º y último párrafo -versión según ley 14.616- en función del 142, incs. 1º y 5º y 144 ter, primer párrafo -texto de la citada ley-, todos ellos del Código Penal, en calidad de autor mediato y en concurso real entre sí.
Honorio Carlos Martínez Ruiz (ex agente de la ex SIDE al momento de los hechos, que se habría desempeñado en el centro de detención “Automotores Orletti”): se le imputa el delito de privación ilegal de la libertad agravada por su comisión mediante violencia o amenazas, reiterado en 65 oportunidades -siete de ellas calificadas además por su duración superior a un mes- en concurso real con el de imposición de tormentos, reiterado en 65 ocasiones, previstos y reprimidos por los artículos 144 bis, inciso 1º y último párrafo -versión según ley 14.616- en función del 142, incs. 1º y 5º y 144 ter, primer párrafo -texto de la citada ley-, todos ellos del Código Penal, en calidad de partícipe necesario.
Raúl Antonio Guglielminetti (personal civil de inteligencia del Ejército Argentino al momento de los hechos, que se habría desempeñado en el centro de detención “Automotores Orletti”): se le imputa el delito de privación ilegal de la libertad agravada por su comisión mediante violencia o amenazas, reiterado en 25 oportunidades -dos de ellas calificadas además por su duración superior a un mes- en concurso real con el de imposición de tormentos, reiterado en 25 ocasiones, previstos y reprimidos por los artículos 144 bis, inciso 1º y último párrafo -versión según ley 14.616- en función del 142, incs. 1º y 5º y 144 ter, primer párrafo -texto de la citada ley-, todos ellos del Código Penal, en calidad de autor material.
Eduardo Alfredo Ruffo (agente de la ex SIDE al momento de los hechos, que se habría desempeñado en el centro de detención “Automotores Orletti”): se le imputa el delito de privación ilegal de la libertad agravada por su comisión mediante violencia o amenazas, reiterado en 65 oportunidades -siete de ellas calificadas además por su duración superior a un mes- en concurso real con el de imposición de tormentos, reiterado en 65 ocasiones, previstos y reprimidos por los artículos 144 bis, inciso 1º y último párrafo -versión según ley 14.616- en función del 142, incs. 1º y 5º y 144 ter, primer párrafo -texto de la citada ley-, todos ellos del Código Penal, en calidad de autor material.

Fallo histórico: a Martínez de Hoz ya no lo protege el indulto y puede ir preso

Está imputado junto con Jorge Rafael Videla y Albano Harguindeguy en la causa por el secuestro extorsivo de dos empresarios textiles, delito que el máximo tribunal definió como de lesa humanidad. Ahora el juez Oyarbide podría indagarlo.

A José Martínez de Hoz ya no lo protege ningún indulto. A 27 años del fin de la dictadura, el ideólogo del plan económico que dio sustento al golpe militar del 24 de marzo de 1976 podría terminar sus días en prisión. La Corte Suprema confirmó la inconstitucionalidad de los decretos de perdón que en 1990 firmó el ex presidente Carlos Menem y, ahora, el juez federal Norberto Oyarbide tiene vía libre para procesarlo e, incluso, detenerlo. El ex ministro de Economía está imputado, junto con Jorge Rafael Videla y Albano Harguindeguy, en la causa por el secuestro extorsivo de dos empresarios textiles, delito que, según ratificó el máximo tribunal, es de lesa humanidad.

El expediente que investigó el secuestro de los empresarios Federico y Miguel Gutheim se inició el 20 de mayo de 1985 por una investigación realizada por la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas, entonces a cargo de Ricardo Molinas. Por esa denuncia, Martínez de Hoz pasó –por única y última vez– 77 días detenido, pero la causa se cerró cuando Menem perdonó a los imputados, tres de los principales impulsores del terrorismo de Estado.

La investigación se reabrió en 2006 cuando, tras el pedido de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y la Secretaría de Derechos Humanos, Oyarbide declaró la nulidad de los decretos 1.002/89 y 2.741 y 2.745/90. En su fallo, el juez consideró que “si bien la privación de la libertad con fines extorsivos de por sí no constituye un delito de lesa humanidad, lo cierto es que en este caso el hecho se enmarca dentro del contexto del sistema clandestino de represión implementado por la dictadura militar”.

Federico Gutheim, dueño de la algodonera Sadeco, y su hijo Miguel fueron detenidos el 5 de noviembre de 1976 por un decreto firmado por Videla y su ministro de Interior, Harguindeguy. El argumento: “Consolidar la paz interior, asegurar la tranquilidad y el orden públicos y preservar los permanentes intereses de la República”. En nombre de esos falsos intereses, los Gutheim pasaron 5 meses cautivos durante los cuales fueron presionados para concretar una exportación de algodón a Hong Kong, lo que le facilitaba a “Joe”, como le dicen a Martínez de Hoz, el acceso a ese mercado para obtener créditos millonarios.

“Trataremos de ver qué se puede hacer”, habría asegurado el ex ministro en una gira por el país asiático. Pocos días después, ya de regreso en Buenos Aires, los Gutheim fueron detenidos. A partir de una invitación del Ministerio de Economía, los empresarios de Hong Kong vinieron a “negociar” con los Gutheim, que se encontraban detenidos. Tras cinco meses presos en el Departamento de Policía y en la cárcel de Caseros, padre e hijo fueron liberados por otro decreto el 6 de abril de 1977.

En 1988 el entonces fiscal de la causa, Aníbal Ibarra, aseguró que en el expediente está documentado que los funcionarios que visitaron a los Gutheim en prisión lo hicieron “en cumplimiento de instrucciones del entonces ministro de Economía”. Todos estos elementos fueron los que llevaron a Molinas a considerar a Martínez de Hoz el instigador de la detención de los Gutheim.

El fallo que ayer firmó la Corte le permitirá a Oyarbide retomar las pruebas y determinar el rol de Martínez de Hoz, Harguindeguy y Videla en los secuestros extorsivos. Bajo las firmas de Ricardo Lorenzetti, Eugenio Zaffaroni, Elena Highton y Juan Carlos Maqueda, la resolución sostiene que es “obligación del Estado” investigar y sancionar a los responsables de las violaciones a los derechos humanos, delitos que son considerados “imprescriptibles”. Los otros tres supremos eligieron el silencio. Carlos Fayt y Enrique Petracchi, por su aval a la constitucionalidad de los indultos menemistas; Carmen Argibay, debido a su mirada sobre “la cosa juzgada”.

En el cuarto piso del exclusivo edificio Kavanagh, el hombre mimado del poder económico espera. Tiene 84 años y varias décadas de intocable sobre su espalda. El caso de dos empresarios víctimas de la dictadura podría ponerlo tras las rejas. Las vueltas del destino.

Bignone : 25 años de condena y en cárcel común

Bignone sustentó accionar genocida antes de la lectura del fallo

El último presidente de facto de la Junta Militar, Reynaldo Bignone, afirmó hoy que "la lucha contra el terrorismo en los ´60 y en los ´70 se trató de una guerra" contra integrantes de "grupos subversivos que no eran ni demasiado jóvenes ni idealistas", al defender lo actuado durante la represión ilegal. El veredicto se dará a conocer a las 16.30.

El último presidente de facto de la dictadura militar, Reynaldo Bignone, afirmo hoy que en la década del ’70 hubo una "guerra irregular" en la cual las Fuerzas Armadas "tuvieron que intervenir en la lucha para derrocar al terrorismo" cumpliendo "ordenes indiscutibles" emanadas de un gobierno democrático, en sus últimas palabras ante el tribunal que lo juzga por delitos de lesa humanidad cometidos en Campo de Mayo.

"Que fue una guerra nadie puede ponerlo en duda", dijo Bignone al sentarse frente al Tribunal Oral Federal 1 de San Martín para leer durante 40 minutos un escrito, por el que fue silbado y provocó alguna risa irónica cuando cuestionó la existencia de 30 mil desaparecidos y los casos de robos de bebes nacidos de madres secuestradas en centros clandestinos de detención.

En ese sentido, señaló que "se machaca con la cifra de 30 mil desaparecidos y hasta una jueza de la Corte (por Carmen Argibay) figura en un listado, a esa cifra la dejaron asentada como verdad incontrastable y nunca se demostró más de ocho mil y se barajan 500 robos de bebes pero no llegan a los treinta y ninguno cometido por personal militar".

Además, "se nos tilda de represores y genocidas, en principio el termino represión no es descalificante, la autoridad tiene el deber de reprimir los delitos de cualquier tipo y lo de genocida no resiste el menor análisis porque lo ocurrido en nuestro país no se ajusta en lo más mínimo a la definición internacional del delito de genocidio, solo voceros del odio pueden sostener esto".

Al igual que quien lo precedió en la palabra, el también juzgado Santiago Omar Riveros, Bignone se hizo responsable por todas las ordenes impartidas a sus subordinados, aseguro que todas fueron "legitimas" y recordó que en la justicia militar existía hasta la pena de muerte para la desobediencia.

La sentencia, contra los siete acusados, todos mayores de 80 años, se conocerá después de las 16.30, aunque según coincidieron todos hoy en sus ultimas palabras se consideran "condenados de antemano" y lo único que resta es la "graduación de la pena".

Sentado de cara a los jueces y de espaldas a las pancartas levantadas con fotos de victimas de la dictadura enarboladas por militantes y familiares que ocuparon el polideportivo de la sociedad de fomento José Hernández en la localidad bonaerense de Florida, el dictador sostuvo que "se insiste por distintos medios que se trataba de jóvenes idealistas, esto es una tergiversación de la realidad. Existían clandestinas organizaciones terroristas cuyos integrantes no eran ni demasiado jóvenes ni idealistas".

Este será el primer veredicto contra el último presidente de la dictadura, quien esta procesado con prisión preventiva y cumple arresto en la cárcel de Marcos Paz en otra causa por robo de bebes.

Riveros, ex comandante de Institutos Militares, abrió la audiencia para durante una hora hacer uso de la última palabra, en la que llamó a los jueces a dictar veredicto "con el pensamiento puesto en este año de Bicentenario, propicio para la unión y la paz de todos los argentinos".

De los demás imputados solo Eugenio Perello hablo ante el tribunal en un discurso que se interrumpió cuando el anciano detenido perdió el hilo de lo que leía.

Otro detenido, Jorge García pronunció sus últimas palabras anteayer en forma privada, en las que desconoció la autoridad del tribunal para juzgarlo.

El Tribunal de San Martín condenó a Reinaldo Bignone a 25 años de prisión por delitos de lesa humanidad cometidos en Campo de Mayo durante la dictadura y le revocó la prisión domiciliaria. Junto al dictador fueron sentenciados otros cinco represores. Todos deberán cumplir la condena en una cárcel común.


Bignone, el único que no había sido juzgado hasta ahora, fue condenado por crímenes de lesa humanidad cometidos en Campo de Mayo hace más de tres décadas, cuando era subjefe de esa guarnición.

El militar, de 82 años, fue encontrado coautor penalmente responsable por 11 allanamientos ilegales, 6 robos, 15 privaciones ilegales de libertad, 29 desapariciones y 38 casos de tormento, un número pequeño -aunque suficiente- de los casi 5 mil detenidos ilegales que pasaron por el lugar.

Igual condena alcanzó a su superior, el entonces Comandante de Institutos Militares, general retirado Santiago Omar Rivero, y al que fuera su jefe Inteligencia, general Fernando Ezequiel Verplaetsen.

Al cabo de cinco meses y medio de juicio oral y público, el veredicto de Tribunal Oral Federal 1 de San Martín fue leído sin la presencia de los acusados, que optaron por no estar en una sala de audiencias colmada por medio millar de personas y medios de prensa locales y extranjeros.

El público aclamó el veredicto y en especial la resolución judicial que canceló las prisiones domiciliarias de varios acusados, entre ellos Bignone, y ordenó cumplir las penas en un establecimiento del Sistema Penitenciario Federal.

Entre el público, rodeados de pancartas con los rostros de las víctimas, estaban el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde, la presidente Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto; Angela Boitano (Familiares), José Schulman (Liga), familiares de las víctimas, incluida la ex ministra de Economía, Felisa Miceli.

Los jueces Marta Isabel Milloc, Héctor Sagretti y Daniel Alberto Cisneros condenaron también al general Jorge Osvaldo García, entonces jefe de la Escuela de Infantería, y Carlos Alberto Tepedino, jefe del batallón de inteligencia 601 del Estado Mayor General del Ejercito, a 18 años de prisión.

En tanto, Eugenio Guañabens Perelló, ex Director de la Escuela de Servicios para Apoyo de Combate "General Lemos", fue condenado a 17 años de prisión, mientras el único absuelto del caso fue el comisario bonaerense Germán Montenegro.

Riveros, Verplaestsen y García ya habían sido condenados el año pasado a penas de prisión perpetua, 25 años y 18 respectivamente, en el primer juicio por crímenes en Campo de Mayo en el que se ventiló el asesinato del adolescente comunista Floreal Avellaneda, y ya están detenidos en el penal de Marcos Paz..

Un sexto general imputado, el director de la Escuela de Ingenieros, Eduardo Alfredo Espósito, fue declarado inimputable y no fue enjuiciado a raíz de su deterioro psicofísico.

A Bignone aún le resta responder ante la justicia por la desaparición de un médico y un enfermero y la detención ilegal y torturas a unos 40 empleados el Policlínico Posadas de Haedo, cuya ocupación militar comandó en marzo del 76, causa ya elevada juicio oral.

Otro juicio pendiente es por la desaparición de dos conscriptos en el Colegio Militar de la Nación, hecho por el cual el entonces presidente Néstor Kirchner ordenó descolgar su cuadro de la galería de ex directores el 24 de marzo de 2004.

La querella pidió una inmediata prueba de ADN a los hijos apropiados por Ernestina Noble

La querella en la causa para determinar la identidad de los hijos adoptivos de la dueña del multimedio Clarín, Ernestina Herrera, pidió al juez federal de San Isidro, Conrado Bergesio, que ordene la inmediata realización de los exámenes de ADN a Felipe y Marcela Noble Herrera, para determinar si fueron apropiados a víctimas de la última dictadura militar.
Fuentes judiciales indicaron que el pedido fue presentado por Comparación. La Asociación Abuelas de Plaza de Mayo pretende que la comparación de las pruebas de Marcela y Felipe con los datos del Banco Genético del Hospital Durand se realice inmediatamente.

Comparación. La Asociación Abuelas de Plaza de Mayo pretende que la comparación de las pruebas de Marcela y Felipe con los datos del Banco Genético del Hospital Durand se realice inmediatamente.

La asociación Abuelas de Plaza de Mayo, querella en el proceso que busca determinar la identidad de Marcela y Felipe Noble Herrera -hijos adoptivos de la dueña del Grupo Clarín-, pidió este viernes al juez federal de San Isidro, Conrado Bergesio, que ordene la inmediata realización de los exámenes de ADN para esclarecer si fueron apropiados a víctimas de la última dictadura militar.

El abogado Alan Iud, representante de la Abuelas, presentó la solicitud ante la Justicia para evitar que el paso del tiempo perjudique la eficacia del estudio y cotejo de las muestras obtenidas con la base de datos del Hospital Durand. En el marco de la investigación, en las últimas horas el juez Bergesio se opuso a apartarse del sumario penal tal como lo había solicitado la fiscal Rita Molina.

El pedido de Abuelas se efectivizó pocos días después de que Casación Penal rechazara por “inadmisible” el recurso de amparo presentado por los abogados de Ernestina Herrera de Noble para frenar la causa. La Sala II de la Cámara consideró que los letrados defensores, Jorge Anzorreguy y Horacio Silva, podrían haber representado "intereses contrapuestos", al patrocinar "alternativamente" a Herrera de Noble y a sus hijos adoptivos.

Aunque ese fallo no quedó firme, porque puede ser objeto de recursos, como Bergesio lo invocó para desestimar un planteo de inconstitucionalidad de los letrados de Herrera de Noble, Iud reclamó al magistrado que, mediante un "pronto despacho", disponga la realización de la prueba de ADN. Los estudios de ADN, que tenían fecha para el 22 de marzo último, fueron suspendidos por una medida cautelar dictada por esa misma sala de la Cámara de Casación. La medida cautelar quedó sin efecto con el fallo posterior del tribunal, pero los recursos contra esa resolución vencen dentro de una semana.

CINCO DETENCIONES POR VIOLACIONES A LOS DERECHOS HUMANOS EN JUNIN

Uno de los acusados es el comisario inspector Edgardo Mastandrea, quien se presentaba en TV como “experto en seguridad” y estuvo vinculado con el ARI. Los otros son Angel Gómez Pola, Abel Bracken, Julio Esterlich y el médico Aldo Chiacchietta.
El ex comisario inspector Edgardo Mastandrea se presentaba en televisión como “experto en seguridad pública”.

Un militar retirado y cuatro ex policías bonaerenses imputados por privaciones ilegales de la libertad y torturas contra una treintena de víctimas en Junín, provincia de Buenos Aires, fueron detenidos por orden del juez federal Daniel Rafecas, que instruye la megacausa Primer Cuerpo de Ejército. La lista incluye al ex comisario inspector Edgardo Mastandrea, (foto) quien supo pasearse por programas de televisión como “experto en seguridad pública”. Los otros detenidos son el coronel retirado Angel José Gómez Pola, los comisarios Abel Oscar Bracken y Julio Angel Esterlich y el médico Aldo Antonio Chiacchietta, sindicado como quien controlaba la resistencia de los secuestrados a las torturas con picana eléctrica en la comisaría 1ª de Junín.
La causa que investiga los secuestros y torturas de treinta y dos personas, de las cuales cuatro permanecen desaparecidas, se inició en marzo de 2007, con la denuncia de la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires ante el juez federal de Junín, Héctor Plou. La mayor parte de la víctimas eran dirigentes gremiales, políticos y miembros de la Coordinadora de Arte (Coart) de Junín. Los centros clandestinos de detención en los que ocurrieron los delitos de lesa humanidad entre 1976 y 1977 son, además de la comisaría 1ª, la Unidad Regional VIII, el Destacamento de la localidad de Morese y la actual Unidad 13 del Servicio Penitenciario bonaerense, por entonces en construcción.

El 30 de diciembre pasado, el magistrado consideró “acreditada la existencia de un circuito represivo que comprometió el funcionamiento de los cuatro centros clandestinos de detención” y procesó con prisión preventiva a los dos primeros represores: el subinspector Miguel Angel Almirón, que tenía a su cargo el Destacamento Morse, y el suboficial inspector Francisco Silvio Manzanares, de la comisaría 1ª.

El 5 de marzo pasado, Rafecas y funcionarios del juzgado realizaron inspecciones oculares de los distintos centros, acompañados por sobrevivientes que fueron torturados allí.
Las víctimas reconocieron el sector de calabozos de la comisaría 1ª, la torre de vigilancia de la UP13, donde se practicaba la tortura, y el pabellón 10 del penal, donde cumplieron parte de sus cautiverios. La mayoría eran blanqueados en la seccional de policía y luego trasladados como detenidos a disposición de Poder Ejecutivo a las cárceles de San Nicolás, Mercedes o La Plata.

Los flamantes detenidos, que serán indagados en los próximos días por el juez Rafecas, son el coronel Gómez Pola, que fue jefe del área militar 131 entre 1976 y 1977; el comisario Bracken (radicado en Lincoln, donde solía escribir artículos sobre historias de gauchos e indios), que fue jefe de la comisaría 1ª; el entonces oficial inspector Mastandrea, sindicado como miembro de un grupo de tareas que operaba en la región, igual que el oficial subinspector Esterlich; y el médico policial Aldo Chiacchietta, responsabilizado de controlar los signos vitales de las víctimas que fueron torturadas en la comisaría y en la cárcel en construcción.
Mastandrea supo asesorar de manera informal en temas de seguridad al ARI, al que se acercó de la mano del ex diputado Carlos Raimundi. Cuando trascendieron las causas en su contra por violaciones a los derechos humanos, que investigaba entonces el juez federal nicoleño Carlos Villafuerte Ruzo, el propio legislador forzó su salida de la fuerza.

El policía continuó ofreciendo charlas, disertaciones y asesoramiento ante episodios de inseguridad.

Luego de la detención, la mesa nacional del ARI explicó mediante un comunicado que “Mastandrea jamás se desempeñó como asesor del ARI” y que “por este motivo nunca participó en la redacción de ninguna política pública propuesta” de esa fuerza.
El documento reconoce que Mastandrea “sólo tuvo cercanía con el ex diputado nacional Carlos Raimundi, lo que de ninguna manera implicó al partido ARI, que una vez más debe negar rotundamente vínculos con este personaje, ahora detenido por crímenes repudiables”.
Fuente Pág.12

Último momento: Salta 20 años de condena a los represores


Condenados por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura

ANTICIPO
El Tribunal Oral Federal de Salta condenó hoy a los militares retirados Carlos Alberto Arias y Luis Angel Gastón Zírpolo a 20 años de prisión en el primer juicio por crímenes de lesa humanidad que se desarrolló en Salta, por el secuestro y la desaparición del escribano Aldo Melitón Bustos, secuestrado el 2 de febrero de 1978 en la ciudad de Tartagal.

El juicio por este hecho comenzó en noviembre pasado, y tras casi cinco meses de audiencias, el tribunal entendió que los dos imputados son autores de homicidio simple y privación ilegítima de la libertad.

La condena de 20 años de prisión fue dada a conocer este mediodía, en la sala de audiencia de los tribunales federales salteños, mientras en la puerta organismos de derechos humanos, de familiares, y grupos sociales y políticos, que se manifestaban, fetejaron la sentencia.

Audiencias abril 2010

Audiencias
Circuito "Atlético-Banco-Olimpo"
13/4/10
Hora: 09:00
Lugar: Tribunal Oral Federal Nº 2, Comodoro Py 2002.

Juicio oral y público por crímenes de lesa humanidad cometidos en los centros clandestinos de detención "Club Atlético", "El Banco" y "Olimpo" durante la última dictadura militar. El Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nro. 2 está a cargo de este juicio, integrado por los jueces  Dr. Jorge Alberto Tassara (presidente del tribunal), la Dra. Ana María D´Alessio, la Dra. María Laura Garrigós de Rébori, y la Dra. María del Carmen Roqueta (4° juez).

Continúan las Audiencias testimoniales: lunes, martes y miércoles. Para acreditarse, deberán concurrir con documento de identidad al sexto piso de los Tribunales de Comodoro Py.  
LOS GENOCIDAS 1- Samuel Miara, Policía Federal Argentina, Alias “Cobani”. 2- Oscar Augusto Isidro Rolón, Policía Federal Argentina, alias “Soler”.
3- Julio Héctor Simón, Policía Federal Argentina, alias “Turco Julián”.
4- Raúl González, Policía Federal Argentina, alias “Mayor Raúl” o “El Negro”.
5- Juan Carlos Avena, Servicio Penitenciario Federal, alias “Centeno”.
6- Eufemio Jorge Uballes, Policía Federal Argentina, alias “Anteojito Quiroga” o “Führer”. 7- Eduardo Emilio Kalinec, Policía Federal Argentina, alias “Dr. K”.
8- Roberto Antonio Rosa, Policía Federal Argentina, alias “Clavel”.
9- Juan Carlos Falcón, Policía Federal Argentina, alias “Kung Fu”.10- Luis Juan Donocik, Policía Federal Argentina, alias “Polaco Chico”. 11- Guillermo Víctor Cardozo, Gendarmería Nacional, alias “Cortés”. 12- Eugenio Pereyra Apestegui, Gendarmería Nacional Argentina, alias “Quintana”. 13- Raúl Antonio Guglielminetti, ex agente civil de inteligencia del Ejército Argentino, alias “Gustavino” o “Mayor Gustavino”.  14- Ricardo Taddei, Policía Federal Argentina, alias “Cura” o “El Padre”. 15- Enrique José Del Pino, capitán del Ejército Argentino, Batallón de Inteligencia 601, alias “Miguel”. 16- Carlos Alberto Roque Tepedino, Jefe del Batallón de Inteligencia 601 del Ejército Argentino. 17- Mario Alberto Gómez Arenas, Segundo jefe de la Central de Reunión del Batallón de Inteligencia 601.

Contacto: Justicia Ya Bs. As. - Dra. Claudia Ferrero (APEL) 155-604-5905 - Dra. Elea Peliche (AEDD) 155-428-7881 - Dra. Liliana Molinari (CODESEDH) 155-176-6480 - Cels 155-638-3107


Juicio a Represores de “El Vesubio
Hora: 16:00
Lugar: Tribunal Oral en lo Federal Cuatro (TOF4), 6to. Piso, Comodoro Py 2002.

Continuarán las audiencias en el juicio por algunos crímenes cometidos en el centro clandestino de detención conocido como "El Vesubio".  El Tribunal Oral Federal en lo Criminal N° 4, que a su cargo el proceso contra ocho genocidas por 156 casos, proseguirá con la lectura de la acusación contra los represores.  El proceso se inició el pasado viernes 26 de febrero en los tribunales de Comodoro Py.

Hay audiencias diferentes días de la semana, porque no tiene Sala propia. Continúa la lectura de imputaciones a los represores. El tribunal esta integrado por los jueces Leopoldo Oscar Bruglia, Jorge Luciano Gorini y Pablo Daniel Bertuzzi, y la acusación a cargo del fiscal Felix Crous. Se estima que pasaran 280 testigos, incluidos 75 sobrevivientes del campo. Juzgan a  los coroneles retirados Pedro Alberto Durán Sáenz, (ex jefe de "El Vesubio"), Hugo Idelbrando Pascarelli (jefe del área 114) y el general retirado Héctor Humberto Gamen (2° comandante de la Brigada de Infantería X de la Subzona 11 - Jefe de la Central de Reunión de Información) que llegan en libertad. Junto a los ex miembros del Servicio Penitenciario Federal (SPF) Ramón Antonio Erlán, José Néstor "Paraguayo" Maidana, Roberto Carlos "Sapo" Zeolitti, Diego Salvador "Palacio" Chemes y Ricardo Néstor "Pájaro" Martínez, con prisión preventiva. Estan acusados de 16 homicidios agravados, 157 privaciones ilegales de la libertad con aplicación de torturas. El Vesubio estaba en un predio del SPF de Avenida Ricchieri y Camino de Cintura, cuya jurisdicción militar pertenecía al Primer Cuerpo del Ejército. Se prevé que juicio finalice a fines de noviembre.

Contacto: Comisión de familiares, sobrevivientes y compañeros de las víctimas del Vesubio - Liliana Mazea, FIDELA: 155-816-9178 - Guillermo Lorusso AEDD: 155-179-8041 - Elea Peliche AEDD: 155-428-7881

Jueves 15/4/10
Santa Fe: Juicio a Represores
Hora: 09:00
Lugar: Tribunal Oral Federal Nº1 de Rosario.
Juicio a cinco represores de "Quinta de Funes" y la "Fábrica Militar de Armas Domingo Matheu"
Causa Guerrieri–Amelong.


Lunes 19/4/10
Primer Juicio de Lesa Humanidad en la Provincia de Salta
Hora: 10:00 
Lugar: Tribunal Oral Federal en lo Criminal de Salta
         
El primer juicio que se lleva a cabo en la provincia de Salta para juzgar crímenes cometidos durante la última dictadura militar. (Juicio por el secuestro y desaparición forzada de Aldo Melitón Bustos. Continúa la lectura de alegaros.
Comenzó el lunes 16, dieron testimonio en la causa que se lleva a cabo en el juzgado Federal de Salta, por el secuestro y desaparición de Aldo Melitón Bustos, su secretaria en la escribanía, un abogado que vivía en la casa del contador y que a la vez prestaba servicio militar obligatorio en el Rente 28.

Convoca – Contacto: http://www.hijossalta.blogspot.com/ - Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (Salta) - (Asociación Tucumana Contra la Impunidad)

Inicio juicio oral en La Plata por delitos contra los DDHH

Este lunes. el Tribunal Oral Federal Nº 1 de aquella ciudad dio inicio al debate en el marco de la causa “Dupuy”. Se investiga a 14 imputados por crímenes de lesa humanidad cometidos durante el último gobierno militar

El Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 1 de La Plata dio inicio este lunes al juicio oral que se desarrollará en esa ciudad contra 14 agentes del Servicio Penitenciario, en el marco de la causa “Dupuy”, por delitos de lesa humanidad cometidos durante el último gobierno militar.

Así, el tribunal, integrado por los jueces Carlos Rozanski , Pablo Bertuzzi y Roberto Atilio Falcone (integrante del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Mar del Plata, designado como magistrado subrogante) encabezará el debate en el que se encuentran imputados: Héctor Raúl Acuña, Segundo Andrés Basualdo, Enrique Leandro Corsi, Elbio Osmar Cosso, Elbio Abel David Dupuy, Luis Favole, Ramón Fernández, Carlos Domingo Jurio, Catalino Morel, Jorge Luis Peratta, Raúl Aníbal Rebaynera, Víctor Ríos, Valentín Romero e Isabelino Vega.

En el proceso se investigan delitos contra los derechos humanos cometidos en la Unidad del Servicio Penitenciario Nº 9 de La Plata en perjuicio de 90 víctimas.

Las audiencias en el juicio se llevarán adelante los días lunes y martes a partir de las 9. Durante las dos primeras jornadas el tribunal dará lectura de los requerimientos de elevación a juicio para luego, la semana próxima, comenzar a escuchar declaraciones testimoniales.

Casación rechazó el recurso de los Noble y avaló comparar el ADN con las muestras existentes

La Cámara Nacional de Casación penal avaló la decisión de comparar la sangre de Felipe y Marcela Noble con la totalidad de las muestras existentes en el Banco Nacional de Datos Genéticos del hospital Durand.

La Cámara de Casación penal avaló este viernes la realización en el Banco nacional de Datos Genéticos de los exámenes de ADN a Felipe y Marcela Noble para determinar si son hijos apropiados de víctimas de la última dictadura militar, como lo solicitó las "Abuelas de Plaza de Mayo".

Por unanimidad y sin analizar la cuestión de fondo sobre la constitucionalidad del tema, el máximo tribunal penal del país rechazó por "inadmisible" y en duros términos un recurso para intentar frenar esta medida, presentado por los abogados de Noble, Jorge Anzorreguy y Horacio Silva.

Además, ordenó enviar de inmediato el expediente al juez federal de San Isidro Conrado Bergesio, para que continúe con el trámite de la causa y eventualmente fije nueva fecha a los análisis, suspendidos por este trámite de apelación.
Por otra parte, la Cámara dispuso remitir copias de los escritos al Colegio Público de Abogados para investigar la conducta de los letrados de Ernestina Herrera de Noble, Jorge Anzorreguy y Horacio Silva.

Los camaristas entendieron que ambos carecieron de "legitimación" para apelar la medida a nombre de supuestas víctimas de un delito -los hijos adoptivos de Herrera de Noble- sin la firma de éstos y menos aún cuando en otros tramos de la causa representaron a la imputada Herrera de Noble.
Además, consideraron -en línea con el argumento de Abuelas de Plaza de Mayo- que podrían haber incurrido en la "representación de intereses contrapuestos" al patrocinar "alternativamente" a Herrera de Noble y a sus hijos adoptivos.
Contra todo lo resuelto, los abogados de Noble podrían presentar un recurso ante Casación para llegar a la Corte Suprema y eventualmente ir en queja al máximo tribunal del país.

"Todo esto esperemos que no lleve más de un mes de trámite, todo debería rechazarse in limine después del fallo escuchado hoy, por lo cual en menos de un mes deberían estarse realizando los estudios", consideró el abogado de Abuelas de Plaza de Mayo Alan Liud, al término de la audiencia. Asimismo los abogados querellantes también solicitaron que se les impida a los doctores Horacio Silva y Jorge Anzorreguy seguir representando a Felipe y Marcela Noble, porque en la misma causa habían sido defensores de Ernestina Herrera de Noble, lo que –según ellos- derivaba en “intereses contrapuestos”, dado que Ernestina es imputada y Marcela y Felipe son las supuestas víctimas del delito que se investiga.

Marcha por SILVIA SUPPO


 Porque Silvia Suppo fue una testigo importante del juicio contra el ex juez federal Víctor Brusa, y también impulsaba la causa que investiga la desaparición de su compañero, Reinaldo Hammeter, secuestrado el 25 de enero de 1977, en la catedral de Rafaela. Causa que tiene imputados que viven en la misma ciudad.
Porque Silvia recibió cientos de amenazas y el Estado nunca encontró a los responsables. 
Porque la única protección para los testigos en las causas de lesa humanidad es la cárcel común y efectiva para todos los genocidas .
El viernes 9 de abril marchamos a la Casa de la provincia de Santa Fe y a la Secretaría de Derechos Humanos, para exigir al gobierno provincial de Santa Fe  y al gobierno Nacional la inmediata investigación del crimen de Silvia Suppo y el castigo a sus autores materiales e instigadores.
 Nos encontramos a las 11 hs en Diagonal Norte y Bartolomé Mitre.

ENCUENTRO MEMORIA VERDAD y JUSTICIA