Una familia con tres desaparecidos y un menor que estuvo secuestrado sólo obtendrá justicia en uno de los casos. El juicio continúa
DANIEL CALIVARES daniel.calivares@elsoldiario.com.ar
Esperar tres décadas para obtener algo de justicia es mucho tiempo. Pasan los años y el temor a no averiguar nada crece, más aún cuando los que tienen algún tipo de información van muriendo uno a uno, sin siquiera intentar tranquilizar a los familiares de las víctimas. En el juicio por delitos de lesa humanidad que se está desarrollando en Mendoza, eran 18 las causas que se iban a llevar adelante. Sin embargo, el repentino problema de salud de uno de los acusados y su posterior fallecimiento provocó que una de las causas se cayera, al menos por ahora, y con ella la búsqueda de justicia por la desaparición de un matrimonio y la privación ilegítima de la libertad de quien en ese momento era un niño que aún no tenía conocimiento del horror de la dictadura militar.
TERCERA. El debate por delitos cometidos durante la última dictadura militar comenzó el 17 de noviembre. Gran parte de quienes han declarado han sido testigos contextuales que han sabido recrearles a los jueces, abogados y asistentes al debate cómo fue permanecer encerrados en distintos centros clandestinos de detención y en algunas prisiones de Argentina, como las de Mendoza y La Plata, principalmente. Junto a estos, en las últimas semanas se comenzó con el análisis causa por causa.
DANIEL CALIVARES daniel.calivares@elsoldiario.com.ar
Esperar tres décadas para obtener algo de justicia es mucho tiempo. Pasan los años y el temor a no averiguar nada crece, más aún cuando los que tienen algún tipo de información van muriendo uno a uno, sin siquiera intentar tranquilizar a los familiares de las víctimas. En el juicio por delitos de lesa humanidad que se está desarrollando en Mendoza, eran 18 las causas que se iban a llevar adelante. Sin embargo, el repentino problema de salud de uno de los acusados y su posterior fallecimiento provocó que una de las causas se cayera, al menos por ahora, y con ella la búsqueda de justicia por la desaparición de un matrimonio y la privación ilegítima de la libertad de quien en ese momento era un niño que aún no tenía conocimiento del horror de la dictadura militar.
TERCERA. El debate por delitos cometidos durante la última dictadura militar comenzó el 17 de noviembre. Gran parte de quienes han declarado han sido testigos contextuales que han sabido recrearles a los jueces, abogados y asistentes al debate cómo fue permanecer encerrados en distintos centros clandestinos de detención y en algunas prisiones de Argentina, como las de Mendoza y La Plata, principalmente. Junto a estos, en las últimas semanas se comenzó con el análisis causa por causa.
Es así que ya desfilaron los testigos ofrecidos por las partes por el secuestro de Jerónimo Morgante y por las desapariciones de los hermanos Hugo y Julio Talquenca. Esta semana está previsto que declaren tres testigos contextuales y, además, que se comience con una nueva causa, la que trata la desaparición de Silvia Campos, una estudiante de Medicina que fue secuestrada en mayo de 1976. En el mismo expediente (053-M), el Tribunal Oral Federal 1 tenía la causa por el secuestro y desaparición de Adriana Campos (hermana de Silvia) y su marido, Antonio Alcaraz, y el secuestro del hijo de ambos, Martín.
Sin embargo, la separación y el fallecimiento del general Juan Pablo Saá, ocurrido en diciembre, hizo que solamente la desaparición de Silvia permaneciera en el debate, ya que en ella se encuentra imputado Tamer Yapur, mientras que la de su hermana deberá esperar que algún día Luciano Benjamín Menéndez sea llevado a juicio en la provincia, ya que el resto de los imputados falleció manteniendo el pacto de silencio (Saá y Orlando Dopazo, quien murió en febrero del 2010).
LAS CAMPOS. La única causa de la familia Campos que se podrá llevar adelante es la de la desaparición de Silvia. Ella tenía 23 años cuando fue secuestrada, a mediados de mayo de 1976, de su casa de Guaymallén. Por ese entonces estaba en el sexto año de la carrera de Medicina. "Quería ser médica rural", recuerda su madre en el libro Hacerse cargo. El hecho ocurrió alrededor de las 3, cuando toda la familia se encontraba durmiendo.
Fue en ese momento que un grupo de personas armadas derrumbaron la puerta e ingresaron a la vivienda ubicada en calle Pedernera, en San José. Entre tres personas redujeron a los padres de Silvia tras amenazarlos con armas de fuego, golpearlos y vendarlos. Al mismo tiempo, a la habitación de Silvia ingresaban otras personas. Ella estaba junto a una compañera con la que estudiaban Química. Tras arrojar a su amiga al piso, Silvia fue retirada de su casa e introducida en un Ford Falcon. Luego de la desaparición fueron muchas las averiguaciones intentadas, pero todas tuvieron resultado negativo. Justamente, la hermana de Silvia, Adriana, había estado tras datos que la llevaran a saber qué había pasado con su "compinche", como la definió su madre.
Adriana estaba casada con Antonio Alcaraz y tenían un hijo, Martín. La actividad política de ella se aplicaba más que nada a lo solidario, pero eso fue hasta el 6 de diciembre de 1977, cuando, alrededor de las 2, un grupo de hombres ingresó a su casa en Godoy Cruz y se llevaron al matrimonio y al pequeño, que horas más tarde sería depositado en la puerta de los padres del joven. Durante el secuestro, la casa fue saqueada, se llevaron un televisor, una heladera, joyas, dinero, los documentos de sus moradores e, incluso, la silla del bebé. Nuevamente, como con Silvia, sus padres tuvieron que iniciar el proceso de búsqueda a través de las vías judicial, eclesiástica y solidaria, pero, igual que con Silvia, nada se pudo averiguar.
LAS CAMPOS. La única causa de la familia Campos que se podrá llevar adelante es la de la desaparición de Silvia. Ella tenía 23 años cuando fue secuestrada, a mediados de mayo de 1976, de su casa de Guaymallén. Por ese entonces estaba en el sexto año de la carrera de Medicina. "Quería ser médica rural", recuerda su madre en el libro Hacerse cargo. El hecho ocurrió alrededor de las 3, cuando toda la familia se encontraba durmiendo.
Fue en ese momento que un grupo de personas armadas derrumbaron la puerta e ingresaron a la vivienda ubicada en calle Pedernera, en San José. Entre tres personas redujeron a los padres de Silvia tras amenazarlos con armas de fuego, golpearlos y vendarlos. Al mismo tiempo, a la habitación de Silvia ingresaban otras personas. Ella estaba junto a una compañera con la que estudiaban Química. Tras arrojar a su amiga al piso, Silvia fue retirada de su casa e introducida en un Ford Falcon. Luego de la desaparición fueron muchas las averiguaciones intentadas, pero todas tuvieron resultado negativo. Justamente, la hermana de Silvia, Adriana, había estado tras datos que la llevaran a saber qué había pasado con su "compinche", como la definió su madre.
Adriana estaba casada con Antonio Alcaraz y tenían un hijo, Martín. La actividad política de ella se aplicaba más que nada a lo solidario, pero eso fue hasta el 6 de diciembre de 1977, cuando, alrededor de las 2, un grupo de hombres ingresó a su casa en Godoy Cruz y se llevaron al matrimonio y al pequeño, que horas más tarde sería depositado en la puerta de los padres del joven. Durante el secuestro, la casa fue saqueada, se llevaron un televisor, una heladera, joyas, dinero, los documentos de sus moradores e, incluso, la silla del bebé. Nuevamente, como con Silvia, sus padres tuvieron que iniciar el proceso de búsqueda a través de las vías judicial, eclesiástica y solidaria, pero, igual que con Silvia, nada se pudo averiguar.
Entre los testigos que declararán en la causa por la desaparición de Silvia habrá uno muy esperado por los familiares de los desaparecidos, y es quien por entonces era un bebé, hoy convertido en adulto. Si bien, debido a la edad que tenía al momento de los hechos, no será mucho lo que podrá aportar Martín Alcaraz a través de su experiencia personal, sí se espera que pueda hablar de aquello que le contaron en el seno de lo que quedó de su familia materna.
Cómo sigue
El juicio por delitos de lesa humanidad continuará mañana. Esta semana está previsto que haya jornadas de debate durante tres días, en los pasarán por la silla de los testigos Ramón Ábalos, Elba Morales (del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos) y un ex detenido del D2, explicaron fuentes judiciales. Además, se comenzaría la causa Campos.
El juicio por delitos de lesa humanidad continuará mañana. Esta semana está previsto que haya jornadas de debate durante tres días, en los pasarán por la silla de los testigos Ramón Ábalos, Elba Morales (del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos) y un ex detenido del D2, explicaron fuentes judiciales. Además, se comenzaría la causa Campos.
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