La última audiencia de la semana en el juicio que por delitos de lesa humanidad se sigue contra ex militares y ex policías mendocinos, tuvo ayer como único testigo a Daniel Hugo Rabanal, militante montonero que fue detenido en Mendoza en febrero de 1976, poco antes del golpe militar contra el gobierno de Isabel Perón.
El hombre, que estuvo en pareja con Marie Anne Erize Tisseau, la ciudadana franco-argentina que fue secuestrada en San Juan y permanece desaparecida, dio cuenta de los tormentos que padeció durante su detención clandestina.
Su relato recorrió su estadía en las cárceles de Mendoza, La Plata, Rawson, Caseros (por donde pasó dos veces) y finalmente Devoto, desde donde recuperó la libertad, en 1984, es decir en plena democracia.
De su paso por el D 2 rescató las frases más terribles de la audiencia: "La violación de las mujeres y de algunos compañeros varones formaba parte del sistema de tortura, de tormento, del paquete intimidatorio, humillante, denigrante...".
Pero también ocupó varios minutos para hablar de la Justicia Federal "de aquella época". Y así recordó haber estado frente el juez Carrizo en una unidad policial, adonde llegó vendado y esposado. Y lo relató así: "El juez lo primero que hizo fue preguntarme ´¿Cómo está?´. Y era obvio que me habían torturado. Tenía gran dificultad para caminar, muchísimos kilos menos, con lesiones en el ano, con moretones".
Después fue visitado por el juez Gabriel Guzzo en la cárcel de La Plata, quien finalmente lo condenó a prisión perpetua por la muerte del cabo Cuello (un policía que fue abatido frente a la Comisaría 1° de calle Godoy Cruz), después de asegurarle que "la única justicia que no se equivoca es la divina". Acusación de la que finalmente fue absuelto.
El hombre, que estuvo en pareja con Marie Anne Erize Tisseau, la ciudadana franco-argentina que fue secuestrada en San Juan y permanece desaparecida, dio cuenta de los tormentos que padeció durante su detención clandestina.
Su relato recorrió su estadía en las cárceles de Mendoza, La Plata, Rawson, Caseros (por donde pasó dos veces) y finalmente Devoto, desde donde recuperó la libertad, en 1984, es decir en plena democracia.
De su paso por el D 2 rescató las frases más terribles de la audiencia: "La violación de las mujeres y de algunos compañeros varones formaba parte del sistema de tortura, de tormento, del paquete intimidatorio, humillante, denigrante...".
Pero también ocupó varios minutos para hablar de la Justicia Federal "de aquella época". Y así recordó haber estado frente el juez Carrizo en una unidad policial, adonde llegó vendado y esposado. Y lo relató así: "El juez lo primero que hizo fue preguntarme ´¿Cómo está?´. Y era obvio que me habían torturado. Tenía gran dificultad para caminar, muchísimos kilos menos, con lesiones en el ano, con moretones".
Después fue visitado por el juez Gabriel Guzzo en la cárcel de La Plata, quien finalmente lo condenó a prisión perpetua por la muerte del cabo Cuello (un policía que fue abatido frente a la Comisaría 1° de calle Godoy Cruz), después de asegurarle que "la única justicia que no se equivoca es la divina". Acusación de la que finalmente fue absuelto.
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