Jorge Giles y un testimonio emotivo en la audiencia 14 del juicio por la Masacre de Margarita Belén
Jorge Giles delcaró este viernes que un suboficial del SPF le había entregado una nómina de más de 20 personas. Figuraban Néstor Sala, Aníbal y el propio Giles. También dieron su testimonio Eusebio Esquivel, Juan Carlos Goya y Jorge Migueles
En una nueva audiencia por el juicio oral y público por la Masacre de Margarita Belén, el ex preso político y ex diputado nacional Jorge Giles relató que unos días antes del 13 de diciembre de 1976, un suboficial del Servicio Penitenciario Federal le entregó una lista de unos 20 nombres que iban a ser fusilados, con fecha incierta.
Giles, quien es periodista y autor de un libro sobre la Masacre, relató las últimas horas de las víctimas de la Masacre, que fueron sacadas de la U7, para llevarlos a ser torturados en la alcaidía policial, subidos a un convoy militar para ser trasladados a Formosa, y fusilados en el camino, cerca de Margarita Belén, fraguando un intento de fuga, un 13 de diciembre de 1976.
El testigo, quien fue arrestado en el interior provincial, en Villa Ángela, en abril de 1975, y luego de torturarlo, llevado a la Alcaidía de Sáenz Peña, de allí a la Brigada de Investigaciones, donde sufrió más torturas, para después pasarlo a la alcaidía de Resistencia y finalmente a la U7.
El listado, en forma de esquela que en la jerga carcelaria se denomina "paloma", recibido por Giles constaba de unos 20 nombres, era encabezado por Sala y el propio Giles, así como también Aníbal Ponti, figuraba en la nómina. Sin embargo, ambos se salvan del traslado.
LA DESPEDIDA
Ese fatídico domingo 12 de diciembre, el Ejército rodeó la U7 e, inesperadamente, llegó el oficial Casco, de la guardia dura, que no debía estar de turno. Fue el propio SPF el que dio la noticia. Y fue Giles quien debió despertar a Sala, que estaba durmiendo la siesta en su celda, para comunicarle el traslado.
Antes de que los trasladados abandonen el pabellón, el testigo junto con Miguel Bampini trataron de pedir explicaciones. Pero no hubo respuesta, la orden estaba dada y el macabro plan de traslado ya estaba pergeñado.
Y fue en ese momento, en que se produce la histórica despedida de Sala: “Compañeros, sé que este no es un traslado más, es un traslado hacia la muerte. Les pido que le cuenten a mis hijos, a mi esposa, a mi pueblo que muero con dignidad”. Entonces, grita, la famosa frase de José de San Martín: “Libre o muertos, jamás esclavos”.
Entonces, los presos políticos llenaron la U7 con la Marcha Peronista, mientras veían como Sala se iba saludando con la V de la victoria. “No había sensación de miedo, sino de pérdida”, recordó Giles, visiblemente emocionado.
EL DESPUÉS
La noticia del supuesto enfrentamiento del 13 de diciembre, se enteran por la radio clandestina, sintonizando una emisora brasileña: “Cada uno había perdido 10, 20 kilos, no estábamos en condiciones ni de jugar un partido de fútbol, mucho menos de intentar una fuga”, relató.
Más adelante, Giles tuvo la oportunidad de denunciar la Masacre ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). También lo intentó hacer ante el ex juez federal de Resistencia Luis Ángel Córdoba, pero éste se limitó a decir: “No es mi competencia”.
Ya en democracia, con las leyes de impunidad y los indultos mediante, llevó la denuncia ante el juez español Baltasar Garzón. Durante la ronda de preguntas, uno de los fiscales, dejó la sala antes de ser que lo consuma la testarudez.
Además de Giles, declararon Eusebio Esquivel, Juan Carlos Goya y Jorge Migueles.
Jorge Giles delcaró este viernes que un suboficial del SPF le había entregado una nómina de más de 20 personas. Figuraban Néstor Sala, Aníbal y el propio Giles. También dieron su testimonio Eusebio Esquivel, Juan Carlos Goya y Jorge Migueles
En una nueva audiencia por el juicio oral y público por la Masacre de Margarita Belén, el ex preso político y ex diputado nacional Jorge Giles relató que unos días antes del 13 de diciembre de 1976, un suboficial del Servicio Penitenciario Federal le entregó una lista de unos 20 nombres que iban a ser fusilados, con fecha incierta.
Giles, quien es periodista y autor de un libro sobre la Masacre, relató las últimas horas de las víctimas de la Masacre, que fueron sacadas de la U7, para llevarlos a ser torturados en la alcaidía policial, subidos a un convoy militar para ser trasladados a Formosa, y fusilados en el camino, cerca de Margarita Belén, fraguando un intento de fuga, un 13 de diciembre de 1976.
El testigo, quien fue arrestado en el interior provincial, en Villa Ángela, en abril de 1975, y luego de torturarlo, llevado a la Alcaidía de Sáenz Peña, de allí a la Brigada de Investigaciones, donde sufrió más torturas, para después pasarlo a la alcaidía de Resistencia y finalmente a la U7.
El listado, en forma de esquela que en la jerga carcelaria se denomina "paloma", recibido por Giles constaba de unos 20 nombres, era encabezado por Sala y el propio Giles, así como también Aníbal Ponti, figuraba en la nómina. Sin embargo, ambos se salvan del traslado.
LA DESPEDIDA
Ese fatídico domingo 12 de diciembre, el Ejército rodeó la U7 e, inesperadamente, llegó el oficial Casco, de la guardia dura, que no debía estar de turno. Fue el propio SPF el que dio la noticia. Y fue Giles quien debió despertar a Sala, que estaba durmiendo la siesta en su celda, para comunicarle el traslado.
Antes de que los trasladados abandonen el pabellón, el testigo junto con Miguel Bampini trataron de pedir explicaciones. Pero no hubo respuesta, la orden estaba dada y el macabro plan de traslado ya estaba pergeñado.
Y fue en ese momento, en que se produce la histórica despedida de Sala: “Compañeros, sé que este no es un traslado más, es un traslado hacia la muerte. Les pido que le cuenten a mis hijos, a mi esposa, a mi pueblo que muero con dignidad”. Entonces, grita, la famosa frase de José de San Martín: “Libre o muertos, jamás esclavos”.
Entonces, los presos políticos llenaron la U7 con la Marcha Peronista, mientras veían como Sala se iba saludando con la V de la victoria. “No había sensación de miedo, sino de pérdida”, recordó Giles, visiblemente emocionado.
EL DESPUÉS
La noticia del supuesto enfrentamiento del 13 de diciembre, se enteran por la radio clandestina, sintonizando una emisora brasileña: “Cada uno había perdido 10, 20 kilos, no estábamos en condiciones ni de jugar un partido de fútbol, mucho menos de intentar una fuga”, relató.
Más adelante, Giles tuvo la oportunidad de denunciar la Masacre ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). También lo intentó hacer ante el ex juez federal de Resistencia Luis Ángel Córdoba, pero éste se limitó a decir: “No es mi competencia”.
Ya en democracia, con las leyes de impunidad y los indultos mediante, llevó la denuncia ante el juez español Baltasar Garzón. Durante la ronda de preguntas, uno de los fiscales, dejó la sala antes de ser que lo consuma la testarudez.
Además de Giles, declararon Eusebio Esquivel, Juan Carlos Goya y Jorge Migueles.
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