El pasado vuelve para un ex jefe del Ejército
El general retirado Héctor Ríos Ereñú, ex jefe Mayor del Ejército durante la presidencia de Raúl Alfonsín, fue procesado por el secuestro y asesinato, en agosto de 1976, de un dirigente de la Juventud Peronista de Salta. Se trata de Jorge Mario Santillán, muerto en la localidad de General Mosconi cuando Ríos Ereñú se desempeñaba como jefe del Regimiento de Infantería de Monte Nº 28 de Tartagal. Además de procesarlo, el juez federal Miguel Medina pidió la detención del ex jefe del Ejército.
La investigación se inició a partir de una denuncia realizada por la esposa de Santillán, Irma Prado, quien relató que cinco encapuchados llegaron a su casa en General Mosconi y secuestraron a su esposo, luego de golpearlo frente a sus cuatro hijos.
El militante fue introducido en un auto que partió rumbo a Tartagal. Horas después, su cuerpo fue encontrado sin vida, tirado al costado del camino que conduce a Acambuco, a 20 kilómetros de Mosconi, dinamitado por una carga de gelamón. El mismo explosivo había sido utilizado unos días antes para eliminar a sus también secuestrados compañeros Pedro Urueña y Menena Montilla.
Junto con Ríos Ereñú fue procesado además el ex jefe de la Guarnición Salta, el coronel (r) Carlos Mulhall, quien ya cumplía detención domiciliaria por estar acusado de otros casos de violaciones a los derechos humanos.
Por el secuestro de Santillán, Ríos Ereñú fue indagado en su momento, cuando en su defensa alegó no haber tenido nada que ver con el asesinato, del que aseguró que recién tomó conocimiento en el año 2006, cuando fue citado por esta causa.
Sin embargo, el testigo Jesús Domínguez desbarató esta versión, ya que aseguró que vio cuando Santillán era conducido en un auto al Regimiento 28, que comandaba Ríos Ereñú, y que luego ese mismo vehículo abandonó las instalaciones del Ejército. Lo que se sospecha es que los secuestradores recibieron allí la orden de eliminar al dirigente.
Ríos Ereñú también había asegurado que en los pueblos del Norte provincial no hubo “actividad subversiva”, y en esa línea negó haber sido jefe del subárea 322-1, la designación que la dictadura le dio a esa zona salteña en el mapa de la represión. Pero el juez Medina dio por probado que Ríos Ereñú ocupó ese cargo y que no pudo ser ajeno al secuestro y eliminación de Santillán. En su fallo, el magistrado concluyó: “Surge claro en el accionar evidenciado por distintos grupos de tareas que buscaban erradicar a personas con ideología socialista o marxista, lo que en el caso especial de Santillán se ha plasmado con el brutal episodio de su muerte”.
El general retirado Héctor Ríos Ereñú, ex jefe Mayor del Ejército durante la presidencia de Raúl Alfonsín, fue procesado por el secuestro y asesinato, en agosto de 1976, de un dirigente de la Juventud Peronista de Salta. Se trata de Jorge Mario Santillán, muerto en la localidad de General Mosconi cuando Ríos Ereñú se desempeñaba como jefe del Regimiento de Infantería de Monte Nº 28 de Tartagal. Además de procesarlo, el juez federal Miguel Medina pidió la detención del ex jefe del Ejército.
La investigación se inició a partir de una denuncia realizada por la esposa de Santillán, Irma Prado, quien relató que cinco encapuchados llegaron a su casa en General Mosconi y secuestraron a su esposo, luego de golpearlo frente a sus cuatro hijos.
El militante fue introducido en un auto que partió rumbo a Tartagal. Horas después, su cuerpo fue encontrado sin vida, tirado al costado del camino que conduce a Acambuco, a 20 kilómetros de Mosconi, dinamitado por una carga de gelamón. El mismo explosivo había sido utilizado unos días antes para eliminar a sus también secuestrados compañeros Pedro Urueña y Menena Montilla.
Junto con Ríos Ereñú fue procesado además el ex jefe de la Guarnición Salta, el coronel (r) Carlos Mulhall, quien ya cumplía detención domiciliaria por estar acusado de otros casos de violaciones a los derechos humanos.
Por el secuestro de Santillán, Ríos Ereñú fue indagado en su momento, cuando en su defensa alegó no haber tenido nada que ver con el asesinato, del que aseguró que recién tomó conocimiento en el año 2006, cuando fue citado por esta causa.
Sin embargo, el testigo Jesús Domínguez desbarató esta versión, ya que aseguró que vio cuando Santillán era conducido en un auto al Regimiento 28, que comandaba Ríos Ereñú, y que luego ese mismo vehículo abandonó las instalaciones del Ejército. Lo que se sospecha es que los secuestradores recibieron allí la orden de eliminar al dirigente.
Ríos Ereñú también había asegurado que en los pueblos del Norte provincial no hubo “actividad subversiva”, y en esa línea negó haber sido jefe del subárea 322-1, la designación que la dictadura le dio a esa zona salteña en el mapa de la represión. Pero el juez Medina dio por probado que Ríos Ereñú ocupó ese cargo y que no pudo ser ajeno al secuestro y eliminación de Santillán. En su fallo, el magistrado concluyó: “Surge claro en el accionar evidenciado por distintos grupos de tareas que buscaban erradicar a personas con ideología socialista o marxista, lo que en el caso especial de Santillán se ha plasmado con el brutal episodio de su muerte”.
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