Aseguró que no estuvo en la jurisdicción cuando ocurrieron los hechos por los que fue llevado a juicio. También trató de desacreditar a los testigos que lo sindicaron como uno de los represores.
El exmilitar acusado de cometer delitos de lesa humanidad en Goya durante la última dictadura, Leopoldo Cao, sostuvo ayer que él no estuvo presente en la provincia cuando ocurrieron los hechos por los que fue llevado a juicio.
Cao indicó que, durante esos años, prestó servicios en el Sur y en Formosa, aportando documentación respaldatoria de sus dichos, pero hay una evidencia en su contra muy importante: su legajo militar dice lo contrario.
En medio de su defensa argumentó que él estaba destinado a una unidad de ingenieros del Ejército y como tal construyó puentes. También aseguró que arregló caminos durante los operativos Toba.
Para la acusación, esta argumentación no hizo otra cosa que ratificar su participación en la estructura represiva, porque esos operativos estaban diseñados para hacer inteligencia contra las organizaciones militantes y apresar a sus integrantes.
Un ingeniero peronista
En una parte de su alegato resaltó que es peronista y su padre, uno de los constructores del primer auto argentino y del avión a reacción Pulqui, recibió al general Perón en su casa.
A reglón seguido, ratificó que fue un ingeniero del Ejército y que no tenía injerencia alguna en las decisiones que se tomaban en los lugares adonde fue destinado por la fuerza castrense.
Agregó que “su superior inmediato era Alberto Silveira Escamendi”, también imputado por delitos de lesa humanidad y único procesado sobre el que pesa el estado de prisión preventiva.
Algo previsible
Cao, al igual que otros militares que pasaron por el banquillo de los acusados, desacreditó a los testigos y trató de demostrar que es inocente de todos los cargos que se le imputan.
Solicitó que se juzgue a los integrantes del destacamento de Inteligencia 124 con asiento en Resistencia, unidad militar que estuvo a cargo de la represión en el NEA, pero que tenían grupos de tareas en todas las unidades militares que dependían del área.
Si bien es cierto que el exgeneral Cristino Nicolaides era el jefe de la represión, esto no implica que los cuadros inferiores del Ejército estén liberados de toda culpa y mucho menos que no puedan ser juzgados.
En parte, la respuesta de Cao es un calco de las defensas que se argumentaron en otros juicios por delitos de lesa humanidad. Y para la acusación no hizo aportes significativos que ameriten cambiar la imputación que presentarán contra él.
Inspecciones
Por otra parte, el Tribunal Oral Federal inspeccionará hoy los centros clandestinos de detención que funcionaron en Goya comenzando por la Prefectura, una de las unidades marcadas como lugar de destino de los presos políticos.
Varios expresos señalaron durante la instrucción haber sido detenidos por hombres de la Prefectura y llevados al destacamento local. Allí recibieron el conocido “ablande” para posteriormente ser trasladados al Hípico u otra cárcel ilegal.
El exmilitar acusado de cometer delitos de lesa humanidad en Goya durante la última dictadura, Leopoldo Cao, sostuvo ayer que él no estuvo presente en la provincia cuando ocurrieron los hechos por los que fue llevado a juicio.
Cao indicó que, durante esos años, prestó servicios en el Sur y en Formosa, aportando documentación respaldatoria de sus dichos, pero hay una evidencia en su contra muy importante: su legajo militar dice lo contrario.
En medio de su defensa argumentó que él estaba destinado a una unidad de ingenieros del Ejército y como tal construyó puentes. También aseguró que arregló caminos durante los operativos Toba.
Para la acusación, esta argumentación no hizo otra cosa que ratificar su participación en la estructura represiva, porque esos operativos estaban diseñados para hacer inteligencia contra las organizaciones militantes y apresar a sus integrantes.
Un ingeniero peronista
En una parte de su alegato resaltó que es peronista y su padre, uno de los constructores del primer auto argentino y del avión a reacción Pulqui, recibió al general Perón en su casa.
A reglón seguido, ratificó que fue un ingeniero del Ejército y que no tenía injerencia alguna en las decisiones que se tomaban en los lugares adonde fue destinado por la fuerza castrense.
Agregó que “su superior inmediato era Alberto Silveira Escamendi”, también imputado por delitos de lesa humanidad y único procesado sobre el que pesa el estado de prisión preventiva.
Algo previsible
Cao, al igual que otros militares que pasaron por el banquillo de los acusados, desacreditó a los testigos y trató de demostrar que es inocente de todos los cargos que se le imputan.
Solicitó que se juzgue a los integrantes del destacamento de Inteligencia 124 con asiento en Resistencia, unidad militar que estuvo a cargo de la represión en el NEA, pero que tenían grupos de tareas en todas las unidades militares que dependían del área.
Si bien es cierto que el exgeneral Cristino Nicolaides era el jefe de la represión, esto no implica que los cuadros inferiores del Ejército estén liberados de toda culpa y mucho menos que no puedan ser juzgados.
En parte, la respuesta de Cao es un calco de las defensas que se argumentaron en otros juicios por delitos de lesa humanidad. Y para la acusación no hizo aportes significativos que ameriten cambiar la imputación que presentarán contra él.
Inspecciones
Por otra parte, el Tribunal Oral Federal inspeccionará hoy los centros clandestinos de detención que funcionaron en Goya comenzando por la Prefectura, una de las unidades marcadas como lugar de destino de los presos políticos.
Varios expresos señalaron durante la instrucción haber sido detenidos por hombres de la Prefectura y llevados al destacamento local. Allí recibieron el conocido “ablande” para posteriormente ser trasladados al Hípico u otra cárcel ilegal.
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