El profesor que era un sanguinario represor

Desconcierto en la Universidad Católica de Salta.
El teniente coronel retirado Martín Rodríguez quedó detenido luego de declarar por la represión en Campo de Mayo. 
 
Mientras el juez federal Juan Manuel Yalj analiza la declaración indagatoria del teniente coronel Martín Rodríguez, quien admitió su participación en operativos y en reuniones de oficiales de Inteligencia con el condenado general Fernando Verplaetsen, pero sólo “escuchó hablar” de un lugar de detención en Campo de Mayo, las autoridades de la Universidad Católica de Salta anticiparon que pedirán “un dictamen legal” para evaluar la situación del ahora ex profesor, preso en Marcos Paz. Sus alumnos, en tanto, no salen del asombro, aunque admiten que el militar no ocultaba que “cumplió órdenes” durante la dictadura y generaba discusiones cada vez que “decía que antes estábamos mejor”. Rodríguez no es el primer militar/profesor de la UCS que afronta problemas penales. El ex teniente Daniel Fernando Karlsson estuvo imputado pero fue sobreseído por su actuación durante la dictadura en el Regimiento de Infantería 9 de Corrientes. El coronel Manuel Cornejo Torino, ex director de Fabricaciones Militares, es juzgado por la venta de armas a Ecuador y Croacia.

Cuando aún no se habían reabierto las causas sobre el terrorismo de Estado, el sargento Víctor Ibáñez, ex guardia de Campo de Mayo, mencionó ante el periodista Fernando Almirón al “capitán Rodríguez”. Dijo que se apodaba Toro y que “pertenecía a uno de los grupos de tareas más temidos”. Un sobreviviente de El Campito relató un diálogo en el que un “capitán Rodríguez” transmitía a un superior información arrancada en un interrogatorio bajo tortura. Cuando el Ejército informó que había un solo “capitán Rodríguez” en Campo de Mayo, el juez Yalj lo citó a indagatoria.
El viernes, luego de informar del viaje a las autoridades de la universidad que según su web “se sitúa en la corriente occidental y cristiana”, Rodríguez se presentó bolso en mano en el juzgado de San Martín. Negó haber usado el apodo Toro, negó haber participado de interrogatorios y dijo desconocer “que alguna persona los haya realizado”. Admitió en cambio su participación en operativos y su relación con Verplaetsen, que va por segunda condena a perpetua.
–¿Cómo era el procedimiento si en alguna vivienda no les permitían realizar el control? –preguntó el juez.
–En ese caso no ingresábamos por la fuerza sino que, suponiendo que en dicho lugar se estaba intentando ocultar algún tipo de actividad relacionada con la subversión, se daba intervención a la policía y nos retirábamos –respondió impávido el profesor Rodríguez.
“Verplaetsen organizaba reuniones en las que se daban directivas, órdenes o se referían anécdotas sobre circunstancias que habían sucedido”, dijo sin entrar en detalles. “Se convocaba a todos los oficiales de Inteligencia en un aula para sesenta o setenta personas ubicada detrás de la oficina del coronel Verplaetsen”, agregó. Consultado sobre la existencia del centro clandestino, respondió que “escuchó hablar, se comentaba acerca de la existencia de un lugar donde había detenidos, pero de ninguna manera tomó conocimiento acerca de su ubicación o estuvo en dicho lugar”. Sólo admitió su presencia en la Universidad Kennedy, donde estudió Ciencia Política entre 1975 y 1978.

“La comunidad educativa está descolocada”, admitió ante El Tribuno el profesor Néstor Quintana. “Nunca imaginé lo que dice Página/12” (sic), agregó. El rector Alfredo Puig calificó la detención como “un hecho sorpresivo”, propuso “pensar en el principio de inocencia” y anticipó que pedirá un dictamen a los abogados de la UCS. “No lo puedo creer. Al profe lo aprecio un montón”, confesó su ex alumno Nicolás Ruiz. “Tengo una sorpresa enorme”, coincidió Santiago Tangona. “Sólo nos decía que cumplía órdenes, no nos animamos a preguntarle cuáles”, enriqueció el debate Julio Nakhle. “Solíamos discutir cuando decía que antes estábamos mejor”, agregó.

“La familia, el rugby y el Ejército son sus pasiones”, recordó el ex subteniente Federico Storniolo, director de informatesalta.com, donde publicó una foto suya, de uniforme, junto con Rodríguez. Confesó que decidió “servir a la Patria” luego de ver “un ejemplo” en su profesor, y luego de aclarar que “no reivindico, desconozco (sic) o niego lo que pudo haber pasado”, informó a sus lectores que “sobre estos temas tan sensibles como inconducentes (sic) se habla sólo de una verdad”. “La otra verdad algún día saldrá a la luz y entonces sí podremos decir que hay justicia y que la guerra se ganó (sic) no sólo por las armas”, concluyó. El periodista despidió al imputado con palabras de antología: “Con afecto, mi Teniente Coronel”.

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